viernes, 11 de enero de 2013

La defensa de Lima (1881)

En enero de 1881 se produjo la toma de Lima por las fuerzas chilenas, con el objetivo tanto de presionar a la clase política nacional para que accediese a la firma de un tratado de paz que contemplase la cesión territorial, así como también, de imponer comercialmente a Valparaíso sobre el puerto del Callao. Lo primero resultó más difícil que lo segundo, tomada la capital el centro político se "desvaneció" de Lima trasladándose a la sierra para luego volver a desvanecerse, al tiempo que la indiada se levantaba azuzada por Cáceres. Desde entonces el verdadero dolor de cabeza para la oficialidad chilena instalada en Lima fue encontrar una autoridad legítima con la que pudieran celebrar el susodicho tratado. Una vez más los chilenos comprobaron que tomar Lima no significa, necesariamente, tomar el Perú. San Martín ya lo había comprobado en 1821. 

El entonces dictador Nicolás de Piérola organizó la defensa de la capital. La resistencia comprometió esta vez incluso a la clase acomodada y a personas de todas edades que formaron parte de las milicias de las líneas de San Juan y Miraflores. La improvisación y la falta de armamento no pudo ser contrarrestada solo por el entusiasmo y tras el sacrificio de miles de vidas, Lima quedó inerme frente a las fuerzas del general chileno Baquedano. El 17 de enero (un día antes de su aniversario fundacional) entró a la ciudad el ejército chileno. Hicieron cuarteles de los locales públicos, entregándose al robo y saqueo. No obstante, las destrucciones y excesos cometidos en Barranco y Chorrillos no se repitieron en Lima.


Es de notar que en la defensa de la capital y, en general, a lo largo de toda la guerra, el país perdió a más de una generación. Padres, hijos y hermanos perecieron por igual. En la defensa de Lima murieron Augusto  Bolognesi (Chorrillos) y Enrique Bolognesi (Miraflores), hijos del héroe del morro de Arica; Alejandro Iglesias (San Juan), hijo de Miguel Iglesias, próximo presidente Regenerador del Perú; Juan Castilla (San Juan), hijo del Mariscal Ramón Castilla y Marquesado, en otros escenarios perecieron José Santos Grocio Prado (San Francisco) y Leoncio Prado (Huamachucho), hijos del presidente Mariano Ignacio Prado. Del mismo modo, perdieron la vida miles más de desconocidos. Al respecto no dejo de preguntarme, ¿cuánto hubieran aportado al país de no haber muerto en esta infausta guerra? Nunca lo sabremos. 


* Texto adaptado por César Cortez Mosquera. 

                                            FOTO: LA GLORIA DEL PACÍFICO