domingo, 6 de octubre de 2013

Para entender la Conquista



¿Qué fue la Encomienda?


Para entender el siglo XIX





viernes, 7 de junio de 2013

El 7 de junio.

El día de hoy conmemoramos un año más de la batalla de Arica que tuvo lugar en el contexto de la guerra del Pacífico, el 7 de junio de 1880. Las acciones se habían concentrado entonces en el sur, el mar y prácticamente la totalidad de la provincia salitrera de Tarapacá se encontraban ya bajo el dominio de las fuerzas chilenas. El pequeño reducto de Arica al mando de Bolognesi, aislado del resto del país y conformado por poco más de 1 600 soldados, era el último obstáculo para la consolidación de la ocupación chilena en Tarapacá. Tras el constante bombardeo del puerto de Arica, la toma de la ciudad era inminente y  solo cuestión de tiempo, pues era evidente que los recursos y hombres no podrían resistir el embate de las fuerzas enemigas. Consciente de esta situación, Bolognesi pidió el apoyo del II Ejército del Sur al mando de Segundo Leiva, quien se había retirado a Arequipa con 5 mil soldados. Los telegramas del jefe del cuartel de Arica dirigidos a Leiva son numerosos y elocuentes, en una carta fechada el 4 de junio de 1880 escribió Bolognesi: 

“Señor General Montero o Coronel Leiva: Este es el octavo propio que conduce, tal vez, las últimas palabras de los que sostienen en Arica el honor nacional. No he recibido hasta hoy comunicación alguna que me indique el lugar en que se encuentra” 

Por supuesto, Leiva jamás contestó, por lo que a pesar del tiempo transcurrido, no ha de extrañar que siga resonando en el subconsciente nacional el incasable "Apure Leiva!" de un sempiterno Bolognesi. En Lima ya se tenía conocimiento de la situación que se vivía en las fronteras de la provincia salitrera. Lizardo Montero, a cargo del Ejército del sur, le había escrito meses antes al dictador Piérola advirtiéndole la situación deplorable de las fuerzas a su mando y lo que inevitablemente se avecinaba si no se tomaban acciones al respecto, la carta está fechada el 4 de marzo de 1880 de la que reproducimos este fragmento: 

“Hasta la fecha no he recibido refuerzo de tropas, ni armas, ni dinero para el desmantelado ejército que me obedece; así pues, puramente, con los escasos elementos de que dispongo voy a librar por fin batalla a que el enemigo nos provoca; veremos pues, si la Providencia nos ayuda.”

Arica tuvo que sufrir la incapacidad, indiferencia y falta de comunicación entre los mandos y jefes de las fuerzas del sur, propiciadas en buena parte por viejas rencillas personales y venganzas políticas que caracterizó la dictadura de Piérola. Consciente de ello, Bolognesi escribió en su última carta dirigida a su esposa, fechada el 22 de mayo de 1880, consciente de que iba a morir y que las líneas de su pluma quedarían impresas en los anales de la historia nacional:

“Dios va a decidir éste drama en el que: los políticos que fugaron y los que asaltaron el poder tienen la misma responsabilidad. Unos y otros han dictado con su incapacidad la sentencia que nos aplicará el enemigo. Nunca reclames nada, para que no se crea que mi deber tiene precio”. 

El sacrificio de Bolognesi y de todos los caídos en Arica fue un heroísmo innecesario, el costo que tuvo que afrontar la nación para engrosar el listado de mártires fue demasiado elevado. Bolognesi y sus hombres asumieron con hidalguía el triste destino que venía cincelando la clase política peruana desde que asumieron las riendas de la República. Por ello, lejos del culto patriotero y chauvinista que promueven este tipo de “fechas cívicas”, el 7 de junio debe ser para todos los peruanos un día para recordar las consecuencias y perjuicios que trajo consigo en nuestra historia, nuestra poca capacidad para resolver conflictos, conciliar y estar unidos a pesar de nuestras diferencias. Si no aprendemos de esta enseñanza, entonces todo el sacrificio que significó esta infausta guerra habrá sido en vano. 

César Cortez Mosquera

martes, 7 de mayo de 2013

Superundagrama 2

Segunda entrega del Superundagrama, esta vez relacionado al tema de corrientes libertadoras, elaborado por el profesor Antony Pinedo Ruiz.


martes, 12 de marzo de 2013

Cultura Chimú

¿Cuánto sabes de la cultura Chimú? Aquí les presentamos una ficha para completar en torno a las características más relevantes de dicha cultura. En breve colgaremos la ficha completa para que comparen sus respuestas. ¿Tienen alguna duda? Esperamos sus comentarios. 


miércoles, 6 de marzo de 2013

Línea de tiempo


También puedes visitar una línea interactiva creada por Superunda en Prezi aquí

viernes, 11 de enero de 2013

La defensa de Lima (1881)

En enero de 1881 se produjo la toma de Lima por las fuerzas chilenas, con el objetivo tanto de presionar a la clase política nacional para que accediese a la firma de un tratado de paz que contemplase la cesión territorial, así como también, de imponer comercialmente a Valparaíso sobre el puerto del Callao. Lo primero resultó más difícil que lo segundo, tomada la capital el centro político se "desvaneció" de Lima trasladándose a la sierra para luego volver a desvanecerse, al tiempo que la indiada se levantaba azuzada por Cáceres. Desde entonces el verdadero dolor de cabeza para la oficialidad chilena instalada en Lima fue encontrar una autoridad legítima con la que pudieran celebrar el susodicho tratado. Una vez más los chilenos comprobaron que tomar Lima no significa, necesariamente, tomar el Perú. San Martín ya lo había comprobado en 1821. 

El entonces dictador Nicolás de Piérola organizó la defensa de la capital. La resistencia comprometió esta vez incluso a la clase acomodada y a personas de todas edades que formaron parte de las milicias de las líneas de San Juan y Miraflores. La improvisación y la falta de armamento no pudo ser contrarrestada solo por el entusiasmo y tras el sacrificio de miles de vidas, Lima quedó inerme frente a las fuerzas del general chileno Baquedano. El 17 de enero (un día antes de su aniversario fundacional) entró a la ciudad el ejército chileno. Hicieron cuarteles de los locales públicos, entregándose al robo y saqueo. No obstante, las destrucciones y excesos cometidos en Barranco y Chorrillos no se repitieron en Lima.


Es de notar que en la defensa de la capital y, en general, a lo largo de toda la guerra, el país perdió a más de una generación. Padres, hijos y hermanos perecieron por igual. En la defensa de Lima murieron Augusto  Bolognesi (Chorrillos) y Enrique Bolognesi (Miraflores), hijos del héroe del morro de Arica; Alejandro Iglesias (San Juan), hijo de Miguel Iglesias, próximo presidente Regenerador del Perú; Juan Castilla (San Juan), hijo del Mariscal Ramón Castilla y Marquesado, en otros escenarios perecieron José Santos Grocio Prado (San Francisco) y Leoncio Prado (Huamachucho), hijos del presidente Mariano Ignacio Prado. Del mismo modo, perdieron la vida miles más de desconocidos. Al respecto no dejo de preguntarme, ¿cuánto hubieran aportado al país de no haber muerto en esta infausta guerra? Nunca lo sabremos. 


* Texto adaptado por César Cortez Mosquera. 

                                            FOTO: LA GLORIA DEL PACÍFICO